Los cambios y tendencias de nuestra sociedad, la incorporación de la mujer al mundo laboral, reducción del tamaño de los hogares, incremento de la movilidad geográfica, hacen que el modelo tradicional de cuidador familiar no sea sostenible ni deseable ya que no garantiza una calidad de los cuidados ofrecidos.
Compatibilizar y planificar estos cuidados con el apoyo de profesionales permite mejorar la atención a la persona mayor y sentirnos mejor como cuidadores y por tanto, mejorar la calidad de vida de ambos.
El cuidador también debe cuidarse
El cuidador debe cuidarse a sí mismo para mantener su propia salud y bienestar y por el bien de la persona a la que cuida. Cuidar a personas mayores puede producir cambios en los hábitos y en las relaciones de familia, amistades, trabajo, así como posibles problemas de salud (fatiga, pérdida de apetito, insomnio…) Para atender a una persona mayor y cuidarse, lo mejor es prevenir estas situaciones.
El cuidador, además. puede necesitar ayuda cuando presenta síntomas tales como:
- Aumento de irritabilidad.
- Problemas de sueño.
- Pérdida de energía, fatiga.
- Aislamiento.
- Consumo excesivo de: tabaco, alcohol, cafeína, fármacos.
- Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas.
- Problemas de memoria.
- Dificultad para concentrarse.
- Menor interés en personas y/o actividades que eran objeto de interés.
- Aumento o disminución de apetito.
- Actos rutinarios repetitivos. Ej.: limpiar continuamente.
Para cuidarse a sí mismo, el cuidador debe pedir ayuda y buscar apoyo en los profesionales, familiares y amigos. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, es una excelente forma de cuidar. El cuidador tiene que poner límite a la cantidad de cuidado, es decir, aprender a delegar, saber decir que no, hábitos saludables, controlar el estrés y los sentimientos negativos.
El cuidador es el mejor apoyo para la persona mayor, y por ello recomendamos dosificar y planear los esfuerzos en las actividades más satisfactorias para el mayor y el propio cuidador:
- Listar el conjunto de atenciones requeridas por la persona mayor con el ánimo de cuantificar el esfuerzo global requerido.
- Involucrar en dicho cuidado a todos los miembros de la familia, en la medida de sus posibilidades y responsabilidades.
- Informarnos de los recursos que tenemos en nuestro entorno, bien sean apoyos formales o informales (Centros de DIA, Ayuda a domicilio, Voluntariado).
Elaborar, si es preciso, un plan de actividades semanal identificando responsables (bien sean familiares o no). Para el desarrollarlo, es importante tener presente la necesaria dedicación de tiempos a tareas tales como:
- Actividades Basicas de la Vida Diaria ( aseo e higiene diario, control e ingesta de medicacion, control e ingesta de alimentos,)
- Actividades terapeuticas encaminadas al mantenimiento de las capacidades funcionales (actividad física, cognitiva, movilizaciones pasivas)
- Actividades de ocio y relaciones sociales (relaciones sociales,paseos, visitas)
- Distribuir las tareas reservando espacios y momentos propios al objeto de mantener nuestros contactos y actividades, cuidar de la salud propia, en definitiva, dedicarnos el tiempo necesario.
Autoevaluación del cuidador
Si queremos conocer nuestro nivel de carga así como los riesgos derivados de la atención y cuidados de nuestro familiar, podemos evaluarnos utilizando el test de Zarit y Zarit (1978) que, sencillo de cumplimentar, nos permite valorar el grado de sobrecarga sobre los cuidados.
En los recursos online de IMSERSO puedes consultar La importancia de un buen cuidador
Fuente: Fundación Matia. Guía para cuidadores
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